En la Fundación Santuario Vegan viven más de 300 animales rescatados. Gran parte de ellos son ancianos, con problemas crónicos o necesidades especiales. Esto hace que siempre necesitemos manos para cuidar.
Las comidas se elaboran de forma individual dos veces al día. Todos los días empleamos un par de horas en darles sus tratamientos, a veces crónicos, y hacer las curas necesarias, o dar apoyo a los habitantes con escasa movilidad, recibir o trasladar a los animales al veterinario.
Además, hay que mantener limpias las instalaciones, los espacios comunes, la enfermería y los animales hospitalizados en el refugio. Todo ello lo hacemos como un gran equipo para asegurarnos el mayor bienestar y atención de todos nuestros refugiados. Y no sólo trabajamos para ellos, sino que es un desafío personal sobre cómo tratamos a los animales, a otras personas y cómo mostramos al mundo el trato que merecen todos los individuos.
Las personas Cuidadoras del Refugio deben tener un fuerte deseo y capacidad para realizar trabajos prácticos en el refugio y un compromiso personal para rescatar y proteger a los animales de granja. Los cuidadores son miembros vitales del equipo, donde brindar un cuidado a los animales de calidad es la prioridad número uno.